Escudo Episcopal


   Conforme a una costumbre que se remonta a la edad media, los obispos suelen tener un escudo propio con el cual identifican y sellan sus documentos y correspondencias. Este escudo expresa de una forma simbólica alguna realidad relacionada con la vida personal, espiritual y pastoral del Obispo.


 

     Bajo el capelo verde con cuatro filas de borlas característico de los escudos arzobispales, y de una cruz semejante a la del escudo de la Arquidiócesis de Cumaná, se presenta el emblema de Monseñor González de Zárate, de forma tradicional española; conformado por un solo cuartel de color  azur (azul), rodeado por una bordadura de argento (plata).

     El color azul hace referencia al mar que, de acuerdo a los diversos pasajes evangélicos, representa el amplio, profundo y a veces agitado mundo en el que la Iglesia realiza su misión, para lo cual cuenta con la perenne compañía y protección del Señor (Cf. Lc 8,22-25). El color azul evoca, también, la presencia maternal de la Virgen Santísima en la vida y ministerio del Obispo. En esta nueva etapa de su ministerio pastoral representa, igualmente, el Mar Caribe que baña la extensa costa de esta “Tierra de Gracia” por la que comenzó el proceso evangelizador de Suramérica.

     El motivo central del escudo lo constituye una cruz de oro sobre la cual se encuentra colocado un sol con el anagrama del nombre de Jesús: JHS. Con ello se quiere poner de manifiesto la centralidad de la persona de Cristo, muerto y resucitado, en la vida de todo cristiano y especialmente del Obispo. Él, siguiendo las palabras del Señor, debe tomar su cruz y seguirlo (Cf. Mt 10,38) y no gloriarse sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo (Cf. Gál 6,14). Debe tener los ojos fijos en Jesús, autor y consumador de la fe; quien sufrió con toda constancia la cruz y está sentado a la diestra del trono de Dios.

     Conforme a la lectura que hace San Agustín del Libro del Apocalipsis 12,1, las dos estrellas que bordean el anagrama representan a la Iglesia. Ella es la Nueva Jerusalén que no necesita ni el sol ni la luna porque la gloria de Señor la ilumina y su lumbrera es el Cordero de Dios (Cf. Ap 21,23); a quien la Iglesia hace presente en este mundo para la salvación de los hombres.

     A los pies de la cruz se encuentra una concha en color natural, signo heráldico del peregrinaje. La Iglesia es el pueblo peregrino que, siguiendo el único camino que es Jesús (Cf. Jn 14,6), se dirige hacia la casa del Padre. Este signo, presente tanto en el escudo del Papa Benedicto XVI como en el de la Ciudad de Caracas, quiere ser un homenaje al papa que lo llamó a formar parte del colegio apostólico y a la ciudad en la que ejerció su ministerio presbiteral y los primeros años de su episcopado.

     En la parte inferior del escudo una cinta recoge el lema episcopal del Arzobispo: “En todo amar y servir” tomado de la “Contemplación para alcanzar el amor” de los Ejercicios Espirituales (n. 230-237) de San Ignacio de Loyola. En efecto, nos dice la escritura “todo lo que hagan, háganlo con amor" (Cf. 1Cor 16,14) ya que “el que no ama no ha conocido Dios” (1 Jn 4,10). Amar es el mandamiento principal, el primero (Cf. 1 Cor 16,14). Si no se tiene amor no se es nada (Cf. Cor 13,2).



 

Enlaces Sugeridos: 


♦ Curia Metropolitana: Calle Catedral c/c Bolívar, Edificio Episcopal N° 34, 2do. piso. Cumaná 6101, Edo. Sucre, Venezuela.
Teléfono: (0293) 431.41.31   Fax: (0293) 433.34.13   Correo: arquidiocesisdecumana@gmail.com
Correo Despacho Arzobispal: secretariacuriadecumana@gmail.com

Todos los derechos reservados  Arquidiócesis de Cumaná Copyriht © 2024

 Diseño y Edición: Pastoral de la Comunicación  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis