Patrona
Nuestra Señora de Altagracia de los Guaiqueríes
La devoción de los cumaneses a la Santa Madre de Dios, bajo la advocación de Nuestra Señora de Altagracia, proviene de los primeros años del período colonial, procedente de Andalucía, específicamente del pueblo de Siruela en Sevilla.
Cuenta la tradición que en la mañana del día de la Asunción de Nuestra Señora, 15 de Agosto de 1318, unos agricultores se encontraban arando la tierra a unos pocos kilómetros de las afueras del poblado. Uno de ellos, se quedó admirado al contemplar, que sobre las ramas de un árbol, que repentinamente floreció, salía una gran luz cegadora, y luego, en medio de la luz, vio al Divino Redentor con los brazos abiertos, cargado por su Santísima Madre, que lo ofrecía al humilde trabajador desde el centro de su pecho, para que éste lo cargara en sus brazos. Al desaparecer la gran luz, encontró la imagen en escultura de la Virgen con el Niño Jesús, tal como la vió en la aparición. Esta imagen fue llevada con gran honor hasta la Villa, encabezando la procesión todas las autoridades de la población.
En el lugar donde apareció la Virgen se edificó la ermita en su honor. La devoción a esta imagen de Nuestra Señora de Altagracia, fue la primera de toda España, que es inmediatamente posterior a una aparición mariana, y es única en ese gesto de entrega tan particular. Su ermita se encuentra ubicada en el mismo lugar en que la santa imagen se apareció sobre el árbol, y donde se le ha dado devoción durante casi 700 años.
A principios del siglo XVII, existe contiguo a la Playa de Santa Catalina de Siena, un pueblo de indios Waykeríes, llamado Nuestra Señora de Altagracia.
En 1645, el obispo de Puerto Rico, don Damián López de Haro, notificó al Rey por medio de correspondencia expresa, que el pueblo Waykerí de Nuestra Señora de Altagracia, en la costa vecina a la ciudad de Santa Inés de Cumaná, ya era Parroquia Eclesiástica y existía como tal desde hacía 25 años, es decir, desde el año 1620.
En 1647 llega al templo parroquial una hermosa iconografía de Nuestra Señora de Altagracia, similar a la venerada en la Población sevillana de Siruela. La Imagen de la Virgen aparece de pie. Su rostro corresponde al de una señora joven, de facciones finas y hermosas, de aspecto dulce, de mirada serena y profunda, que inspira confianza e invita al diálogo interior. El pelo natural que cae en cascada, asomado tímidamente bajo el manto, dándole el talante de una recatada madre joven. Sus manos finas, con largos y delicados dedos, que abrazan amorosamente sobre el centro de su pecho al Niño Jesús; de mirada dulce y brazos abiertos, como queriendo abrazar a sus fieles.
Esta advocación de la Virgen es una expresión de la "Maternidad Divina". María es la Madre de Dios. De allí el título de "Altagracia", porque la gracia más alta jamás otorgada a un ser humano la tuvo la Virgen María, al ser escogida para ser la Madre del Verbo Encarnado.
Las festividades de Nuestra Señora de Altagracia eran festejadas, siguiendo la tradición Andaluza el día 15 de agosto. Para la década de 1960, las festividades patronales fueron trasladas al 26 de diciembre. Posteriormente para el año 2004, fue trasladada sus festividades para el 31 de mayo.
Para el año 2000, en reconocimiento de su presencia a lo largo de la historia de nuestra ciudad y la devoción que le profesa nuestro pueblo, fue proclamada patrona de la Arquidiócesis de Cumaná.
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